Los científicos indican que las anguilas apenas llegan a los ríos leoneses.
Calculan los científicos que a Europa apenas llegan un dos por ciento de las anguilas que lo hacían en los años 80. Las causas pueden ser múltiples y variadas, pero la contaminación y la construcción de grandes presas estarían entre las más determinantes. Es sin duda una de las especies piscícolas mas castigadas por el progreso.
Hace algunas décadas este pez resultaba muy abundante en la mayoría de los cursos fluviales, llegando incluso a colonizar las cabeceras de arroyos y fuentes de alta montaña. Todos los ríos de León tenían anguilas, tanto en la cuenca del Duero como en la del Sil. El río Cabrera y la laguna de Carucedo eran lugares especialmente prolíficos para esta especie que, desde el punto de vista gastronómico, resulta exquisita. La construcción de pantanos y grandes presas supuso la creación artificial de obstáculos insalvables para un pez que, en su madurez, ha de regresar al mar para desovar en las profundidades del mar de los Sargazos.
Tras un larguísimo viaje, los alevines retornan al mismo río y, pese a las grandes bajas que sufren incluida la pesca de angulas, colonizan las mismas aguas hasta que, de nuevo, alcanzan la madurez sexual y vuelven al mar.
En algunos países europeos el obstáculo que suponen los muros de los pantanos se suavizan con escalas por las que las anguilas siguen subiendo y bajando. En España, sin embargo, esto no se ha hecho lo que ha supuesto la práctica desaparición de la especie en muchas cuencas. Pero si importantes resultan estos obstáculos para que la pequeñas anguilas remonten los cursos fluviales, la proliferación de centrales y minicentrales, cuyas turbinas destrozan a los ejemplares adultos en su retorno al mar, pueden ser todavía mas determinantes.
En los grandes ríos de la vertiente Atlántica, tan solo el Guadalquivir conserva una densidad relativamente importante. La cuenca del Duero, antaño muy rica en anguilas, ha sufrido un drástico declive. La carrera de obstáculos que han de superar se inicia en Portugal. Pero es la zona del los Arribes del Duero, jalonados de grandes presas, donde los obstáculos se hacen casi infranqueables.
La Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, en un intento de recuperar esta indudable riqueza, ha repoblado con pequeñas anguilas varias ríos de la cuenca del Duero. Así hace algunos años, fueron soltados miles de individuos en el Esla, a la altura de Benavente. También, y para regular su pesca se estableció un cupo de tres ejemplares con una talla mínima de 30 centímetros.
La presencia de anguilas resulta muy difícil de apreciar, ya que permanecen semienterradas en la arena y sus hábitos son nocturnos o crepusculares. Ocasionalmente, sin embargo, alguna anguila sorprende a los pescadores de cebo, lombriz especialmente, enganchándose en el anzuelo. Resulta un pez muy luchador que fácilmente rompe el sedal con sus afilados dientes.
El problema de las anguilas sigue sin resolverse, pues no es posible su reproducción en piscifactorías y tampoco está garantizada su reproducción natural. Las actuaciones de la Junta se enmarcan dentro de un reglamento de la UE (1100/2007), que obliga a los estados miembros (en este caso a las comunidades autónomas que tienen las competencias transferidas) a aplicar medidas de recuperación. Se trataría de permeabilizar los ríos para que puedan remontar, reducir o eliminar la pesca comercial, reducir la contaminación y realizar repoblaciones. En la cuenca del Duero tan solo se están realizando estas últimas. Es mas que dudoso que puedan servir para algo.